Alba Esquinas: “Me gustaría seguir abordando el tema de la memoria histórica”

Hablamos de “Olores” corto documental candidato a los Goya sobre las consecuencias nefastas de la guerra.

Increíble el año de cortometrajes que estamos teniendo este año, uno de los más destacables es “Olores” cortometraje dirigido por Alba Esquinas que habla de las consecuencias de la guerra civil, con un montaje de fotos y sonido realmente interesantes. Hablamos con la directora sobre esto.
¿Cómo decides hacer un corto tan personal? es una decisión muy valiente
-No recuerdo que otra persona calificara el corto de valiente, la verdad. Me parece muy bonito que lo pienses. Supongo que la forma es arriesgada porque es un cine sin cámara. En el caso de Olores, no existe el movimiento, ni tampoco escuchamos a nadie. Esto, inevitablemente, provoca un distanciamiento en el espectador. Hay una ausencia corpórea, humana, pero al mismo tiempo el texto no deja de mencionar a la carne. Me atraía la idea de experimentar con los usos del silencio, con el estatismo de las fotografías y un texto literario, pero sin dejar de lado lo emocional. No me suelen interesar las películas que abandonan al espectador para perderse en su forma.
Es curioso porque es un corto que utiliza fotografías y una pista de sonido ¿Como llegaste a la conclusión de que era el mejor modo de contar el corto?
-Menos es más, siempre. Fue algo muy intuitivo, sabía que con los recursos que tenía a mano podía vertebrar algo que tuviera emoción y sentido. Al principio, me llegué a plantear el grabar algo, pero enseguida concluí que no era necesario. Y que esa idea de grabar algo se correspondía a la duda, o más bien inseguridad, de si el corto iba a tener una calidad suficiente o resultar lo suficientemente “serio” o creíble artísticamente.
Es increíble que siga habiendo guerras en 2023 a pesar de daño que hacen a las personas ¿Qué quieres comunicar con este corto?
-La importancia de no olvidar el pasado y de cómo la memoria familiar acaba convirtiéndose en un legado involuntario. De alguna forma, tú heredas esas historias, ya sea a través de fotografías de ese pasado, objetos o relatos traumáticos. En el caso de Olores, el corto no ahonda con profundidad en el contexto de la posguerra española, sino que está de fondo. Pero sí que señala las dificultades para encontrar un lugar mejor de esa época de la posguerra, y todavía más si eras una mujer desconocida que viajaba sola, rodeada de cinco hijos y también embarazada. Algo que le ocurrió a mi bisabuela materna.
La pista de sonido es muy especial en este corto que además ha sido premiado en festivales ¿Cómo trabajasteis el sonido del corto?
-La etapa del diseño sonoro fue la parte más enriquecedora y divertida del proceso. Hicimos trabajo de campo, fuimos a un criadero para grabar los gritos de los cerdos, anotábamos cómo podíamos transmitir esos olores en función de las imágenes y el texto… Y después jugábamos con lo que habíamos grabado y encontrado. Laura Gantes, la diseñadora de sonido, es una persona que tiene muchísima intuición y capacidad para atrapar y fusionar sonidos que van en consonancia total con las imágenes y el texto. Como ocurrió con el encuentro del grito del cerdo y el de los niños, que para mí es donde está la esencia del corto.
¿En el futuro te planteas hacer un largometraje de “Olores?
-No, la verdad. Creo que a Olores le sienta muy bien su formato de diez minutos. Aunque sí que :  y otros aspectos de la narrativa nacional.
Además de Olores ¿qué proyectos tienes en mente?
-Ahora mismo estoy en la post-producción de mi próximo documental, Los viudos, donde hay algunas cuestiones que dialogan con Olores, y la escritura de un cortometraje de ficción, que consiste en un relato que es a la vez un relato de madurez y un cuento de fantasmas que quizá no tiene que ver con lo que haya hecho antes. Además de un largometraje de ficción en desarrollo que tiene que ver con el corto. En fin, tengo tela donde cortar, lo que me falta es tiempo.