Utoya 22 de julio: el thriller más asfixiante del año

Utoya 22 de julio: Una película que pone a prueba los nervios del espectador.

Un atentado no sólo sacude a las víctimas, sino también a un mundo donde ve cómo a veces la seguridad es demasiado frágil. En Utoya 22 de julio veremos recreación de un siniestro atentado que sucedió en 2011. Dirigido por Erik Poppe y protagonizada por Andrea Berntzen.

Sinopsis:

El 22 de julio de 2011, más de 500 jóvenes reunidos en un campamento de verano dedicado a estudios políticos en una isla cercana a Oslo fueron atacados por un hombre armado de extrema derecha. Ese mismo día, unas horas antes había hecho explotar una bomba en un edificio gubernamental, antes de dirigirse a la isla Utøya.

En esta película de ficción en torno al atentado conocemos a Kaja (18 años) y a sus amigos. La historia empieza cuando los jóvenes, atónitos ante el atentado en Oslo, intentan tranquilizar a sus respectivas familias y amigos diciéndoles que están lejos del lugar de la explosión. De pronto, la calma se desvanece cuando oyen unos tiros.

A partir de este momento seguimos a Kaja minuto a minuto mientras intenta sobrevivir en medio del caos.

Crítica:

Una tragedia como la que detalla este film se puede hacer de muchas maneras. Utoya 22 de julio lo hace de una manera donde parece que estemos dentro del suceso. Algo que recuerda bastante a Elephant de Gus Van Sant que retrató la desgracia de Columbine. Utoya es inquietante en su corta duración de 72 minutos donde viviremos todo tipo de emociones. Un thriller angustiante que consigue meternos en esa tragedia gracias a la potencia visual de su director y las interpretaciones de los jóvenes protagonistas.

Una película dura y nada complaciente pero que no lo hace de manera gratuita ya que estamos viendo los hechos tal y como fueron. Loable la forma de plasmar la desgracia aunque no sea novedosa ya que lo hemos visto en otros films.

Recomendada para: Espectadores que quieran vivir una hora y cuarto llena de tensión. Una película que remueve y que nos hace pensar hasta qué punto los extremismos son tan peligrosos.