Lazzaro Feliz: La realidad de la miseria en forma de fábula de fantasía.
Lazzaro Feliz no tiene limitaciones. Alice Rohrwacher no teme las imposiciones de la realidad, ni la lógica. Al igual que un poeta, esta directora y guionista se aprovecha de la metáfora visual para contar una historia que derrocha imaginación. Seguramente los lectores de García Márquez pensaréis en su realismo mágico, y no iréis desencaminados.
Vientos que surgen con el simple soplido de los campesinos son sólo un ejemplo de un mundo aparentemente real expresado a través de fantasía. Una fantasía que en lugar de alejar de lo que denuncia, lo destaca en pantalla. Rohrwacher comprende hasta tal punto el potencial de la cámara que se permite el lujo de componer este cuento sobre la miseria actual.
En su entorno de fábula con lobos y bosques, la decadencia recibe un lugar especial en el contraste entre la naturaleza y la pobreza de los campesinos. Una diferenciación no muy distinta a la que hay entre los indigentes reconocidos por nuestra sociedad o los agricultores bajo régimen feudal que se presentan. Resulta llamativo cómo a pesar de la situación de los segundos, son los primeros quienes peor se encuentran al carecer de hogar o medios más allá de la delincuencia.
Una temática que se explora desde la perspectiva pasiva de Lazzaro. Adriano Tardiolo construye un personaje tan ilusorio como los sucesos que lo envuelven. La simplicidad que aparenta enriquece la fantasía en su viaje por el que, para él, podría denominarse el “extraño” mundo real. Todo lleno de personajes marcados por un cinismo que contrasta con la pureza del protagonista. En este no puedo evitar fijarme en el bueno de Sergi López, a quien no esperaba reencontrar en pantalla y que resulta una sorpresa de lo más agradable.
Lazzaro Feliz es una poema del séptimo arte; una fábula capaz de recordarnos el horror del mundo a través de una belleza de fantasía. Puede que mis líneas no alcancen su impresión, pero espero que sean suficientes para entender mi impresión más que favorable sobre ella.
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