Cuaderno en Blanco: Abrir ventanas, siempre

Cuaderno en blanco

¿Quién no ha sentido alguna vez que el pasado vuelve sin remedio? ¿Qué pasaría si aquello que llevas años escondiendo reaparece? ¡Atrévete a vivir!

“El teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humana”.
Federico García Lorca

La historia de una familia envuelta por el dolor, el rencor y el silencio es el entramado de Cuaderno en blanco, una pieza teatral de la compañía vasca HIKA Teatroa, que está cosechando muy buenas críticas entre el público y que posee elementos que la hacen brillar.

Dos hermanas, Begoña y Arrate, que vuelven a encontrarse en la casa familiar de la que una de ellas huyó hace mucho tiempo sin dar explicaciones. “¿Tú sabes qué dolor causa el vacío?” le dirá en un momento Arrate a su hermana mayor. Esta declaración es sin duda el resumen de una obra profunda, poética, arriesgada y muy bien hilada, que te lleva por territorios interiores que a lo mejor, ahí, sentada en tu butaca tranquilamente, no estabas preparada para explorar, pero que es necesario transitar de vez en cuando.

Agurtzane Intxaurraga

Con una puesta en escena magnífica y muy cuidada, Itziar Ituño (Arrate), Miren Gojenola (Begoña) y la propia directora convertida en intérprete, Agurtzane Intxaurraga (la madre), deambulan por el escenario lanzando claves al espectador para que se adentren a esa atmósfera casi etérea que consiguen crear. El mobiliario de lo que simula ser una casa antigua a la que los años parece que le hayan caído de golpe, tiene casi vida propia y entra en total simbiosis con las actuaciones de las actrices. Sin duda, los puntos fuertes de Cuaderno en blanco residen en este montaje tan delicado y metafórico, seleccionado con cuidado para que cada elemento cumpla su función en escena. Nada está sobre las tablas porque sí. El otro pilar es la interpretación de las tres actrices. Pasión, emoción y cariño es lo que transmiten al público cuando evocan un pasado lleno de silencios y ávido de esclarecerse.

Además, un elemento muy bien introducido es la danza y las coreografías que forman parte del acting y desarrollo, le dan a la obra mucho ritmo y ayudan a los más despistados a conectar con la historia. Una buena interpretación no sucede sin una gran dirección, por lo que doble mérito para Agurtzane Intxaurraga que se desdobla en escena como actriz-directora.

No todo es drama en Cuaderno en blanco

Aunque haya mucho componente dramático en esta obra, también tiene cabida el humor, porque siempre suele suceder así, que del drama nace el humor. El espectador verá también a Itziar Ituño y Miren Gojenola en un registro cómico muy bien interpretado que casa a la perfección con las siguientes escenas, más cargadas de elementos dramáticos.

Aunque sí que posee tintes lorquianos de su obra La casa de Bernarda Alba –el personaje de la madre tiene la misma base– esta obra resalta precisamente porque ha seguido su propio camino, y eso se nota. Es una especie de actualización muy bien llevada que sorprende muy positivamente.

A decir verdad, hace tiempo que cuando voy al teatro ya no leo sinopsis o críticas sobre a lo que otros ha gustado o no previamente a la representación. Fue el caso de Cuaderno en blanco, decidí dejarme llevar y creo que, aunque la obra te remueve las entrañas, es la mejor manera de disfrutarla. En ocasiones hay que abrir ventanas, ventilar, respirar aire puro y empezar a sentir, comenzar a vivir. ¿Te atreves a ser feliz?

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