Miguel Ángel Silvestre es Pablo Ibar, “En el corredor de la muerte”, la nueva miniserie de Movistar+

Miguel Ángel Silvestre - Entre Focos

MIGUEL ÁNGEL SILVESTRE: <<nunca llegaré a sentir lo que siente un preso, ni he sentido de cerca lo que puede sentir Pablo>>.

Septiembre es una mes frenético para el estreno de series, esta misma semana vuelven muchas de las apuestas generalistas y también algunos de los nuevos proyectos de nuestras plataformas, es el caso de Movistar+ que el día trece estrenó su nueva colaboración con Bambú Producciones: “En el corredor de la muerte”.

Una serie basada en hechos reales y muy minuciosa que cuenta la historia de Pablo Ibar, español condenado a muerte en Estados Unidos por unos crímenes que no cometió y que, aún a día de hoy, sufre las consecuencias de esa caza de brujas.

Miguel Ángel Silvestre, rostro más que conocido de nuestra televisión, da voz, cuerpo y alma a Pablo. Nuestro protagonista viajó hasta el FesTVal de Vitoria para presentarnos esta nueva miniserie de cuatro capítulos donde vamos a verlo en una de sus mejores interpretaciones hasta la fecha. Así que no hemos querido desaprovechar la oportunidad y le hemos hecho unas preguntitas.

¿Qué es lo que más te ha costado al ponerte en los zapatos de Pablo Ibar, interpretativamente? Sobre todo, teniendo en cuenta que crees en su inocencia y, efectivamente, todo apunta a que es inocente.

Miguel Ángel Silvestre: La serie está dividida en varios tramos. Casi todo el primer capítulo es la juventud de Pablo, de lo que no tengo vídeos y hay 3 ó 4 fotos sólo. Puedes ver a partir del segundo, tercero y cuarto capítulo toda la injusticia que él ha vivido dentro de la cárcel, casi todas las escenas que tiene hablan un poco de esa injusticia.

Yo no creo que haya una escena más complicada o más difícil de asumir, porque mi labor es interpretar cómo él vivió esos momentos. En la rueda de prensa me habéis preguntado si he sentido la angustia de Pablo al estar en mi celda, a lo que yo he contestado que mi celda nunca estaba cerrada, había una cuarta pared que es donde estaba la cámara, el foquista, el director de fotografía y era la cuarta pared de donde yo recibía el cariño, el apoyo y el compañerismo del equipo, entonces nunca llegaré a sentir lo que siente un preso, ni he sentido de cerca lo que puede sentir Pablo.

Nuestra labor ha sido intentar representar esa angustia que ha vivido él durante todos estos años y eso es un trabajo en equipo.

Y rodando escenas tan duras y momentos tan tensos y de dolor, ¿no te llevas parte de ese sufrimiento a casa?

M. Á. S.: Lo bueno es que el rodaje han sido sólo dos meses y luego lo dejas ahí e intentas volver a tu vida, a tu universo. Porque esta serie requería de mucha disciplina con el acento, con la expresión y, una vez terminó, lo que hice, y creo que me sentó muy bien, es estar cerca de mi familia, en Benicàssim (Castellón) con mis sobrinos, con mi madre y poco a poco se van diluyendo esas emociones que vivimos en cada escena.

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¿Y tu familia o tú habéis seguido el caso de Pablo, una vez más familiarizado con él?

M. Á. S.: Mi madre y yo nos hicimos de la asociación de Pablo Ibar, apoyamos económicamente su causa porque creemos firmemente en ella y mi madre tiene la alarma en Google, cada vez que se habla de Pablo Ibar recibe las noticias y, de alguna manera, ella lo vive muy de cerca.

Hoy ha sido la primera en decirme que íbamos a conocer a Cándido, el verdadero padre de Pablo, y es curioso porque ella lo vive también con muchísimo interés y cada vez que sale una noticia la comentamos.

¿Te has puesto en contacto con Pablo o con su familia? ¿Los has conocido?

M. Á. S.: No, no los he conocido. Cuando rodamos, era un momento muy sensible para la familia y para Pablo. Con respecto a Pablo, no lo he podido conocer porque estaba en prisión preventiva y sólo lo podía ver su abogado. Con respecto a la familia, era un momento muy delicado como para ir haciendo preguntas cuando ellos se estaban jugando la inocencia de su hijo. Era una época de mucha tensión y muy vulnerable para ellos.

Si algún día pudieras conocer a Pablo Ibar, ¿cómo te imaginas esa conversación con él?

M. Á. S.: Pues me emociona mucho (se emociona). Me emociona mucho pensar en ello. No sabría muy bien. Empezaría por decirle que creo en él y que en España hay mucha gente que cree en él. Tampoco le haría muchas preguntas porque creo que es un terreno muy delicado. Estaría ahí un rato y le dejaría hablar.

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¿Cómo viviste la noticia real del caso de Pablo Ibar antes de todo esto?

M. Á. S.: Recuerdo que salió en las noticias que habían condenado a un español a muerte, y cuando eres pequeño esas palabras resultan mucho más fuertes, por la distancia que tienes con la muerte, pero también por la oscuridad que representan esas palabras, el hecho de decir ¿pueden matar a alguien y que no sea un delito? Tengo ese vago recuerdo y ya se me fue olvidando, hasta que me llegó la posibilidad de hacer esta serie y fui retomando e investigando el caso.

El acento latino, ¿cómo lo has trabajado? Porque a veces da la sensación de que no es tu voz y te están doblando.

M. Á. S.: En este caso han tenido que ser muchas horas de trabajo en un período corto, he viajado a Cuba donde he tenido la suerte de que Laura de la Uz me abrió las puertas de su casa y creo que era algo muy importante para interpretar la expresión de Pablo. No creo que un acento sea sólo el tono de voz, sino todo lo que conlleva, lo que es una personalidad.

Han sido muchas horas de trabajo y de rodearse de un buen equipo. Teo es un actor cubano que vive en Madrid y es el que me ayudó con la dicción y con todas estas escenas; le tenía siempre en el rodaje con los cascos y diciéndome un poco cómo lo iba viendo él, pero sí es mi voz.

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