Verano de una familia de Tokio: comedia a la japonesa

imagen verano de una familiar de tokio

 

Verano de una familia de Tokio es una buena reflexión sobre la vejez y la muerte, aunque a veces sea demasiado infantil.

Las costumbres de cada país del mundo son distintas, eso lo podríamos decir también del humor de cada parte del planeta. Un chiste puede resultar muy gracioso en su país de origen, pero en otros o no se entiende o no hace gracia. Puede que eso le pase a Verano de una familia de Tokio.

Antes de nada hay que indicar que estamos ante una trilogía que empezó con Una familia de Tokio y que continúa con Maravillosa familia de Tokio. En esta parte se habla de la vejez del abuelo de la familia, que se podría decir que es un poco un Paco Martínez Soria japonés con sus tradiciones, pero también con amigas especiales y bebiendo sake hasta altas horas. Al estar ya mayor, su familia duda de que deba tener el carnet de conducir por los pequeños accidentes que ha sufrido.

Estamos ante una película divertida con un humor tremendamente infantil y local, que nos hará pasar buenos momentos, aunque otros no lo sean tanto. Interesante es la reflexión sobre la vejez y la muerte, aunque con un poco más de profundidad estaríamos ante un film con mejores resultados. Igualmente, si si se es fan de la saga, seguramente guste esta nueva propuesta del conocido director Yôji Yamada.

Sin duda, el final es lo mejor en este film, con sus puntos fuertes y sus puntos flacos, pero que supone una curiosidad ver cómo se comportan familias tan diferentes a las occidentales. Hay que destacar también la música de Joe Hisaishi que, como siempre, es deliciosa y nos hace recordar su magnífico trabajo en las películas de Ghibli.

Recomendada para: Amantes de la cultura japonesa, seguidores de la saga de películas y espectadores que quieran ver otro tipo de comedia que no solemos ver en nuestras salas.