La estrategia del pequinés: Un thriller tan negro como realista

La estrategia del pequinés: Cuando el pez pequeño quiere comerse al grande.

En los thrillers americanos comerciales siempre vemos con glamour ese mundo lleno de mafiosos, delincuentes y corruptos poniendo un toque de fantasía y llenando de atractivo este mundo. Por eso, se agradece thrillers como La estrategia del pequinés que se estrena esta semana bajo la dirección de Elio Quiroga y protagonizada por Kira Miró Unax Ugalde y Enrique Alcides.

Sinopsis:

El Rubio dejó de delinquir hace años, pero la grave enfermedad de su mujer le hace replantearse las cosas cuando Junior, un distribuidor local de droga, le propone atracar al testaferro de sus jefes en Gran Canaria.
Para organizar el asalto, el Rubio llamará a su amigo Tito “el Palmera”, un parado de larga duración cuyo sueño es abrir un bar, y que fue su pupilo, y a Cora, una prostituta de lujo que sospecha cercano el momento en que se esfumen sus encantos.
Crítica:
Siempre se agradece un toque de realidad en el cine, La estrategia del pequinés es un thriller donde en vez de coches explotando o grandes persecuciones se incentiva más la creación de personajes y sobre todo lo que sienten, algo que me parece más atractivo que los artificios que he comentado anteriormente.
Además, nos muestra una Canarias distinta que nada tiene que ver con la imagen turística de la isla y que además supone un personaje más en la película. Alabar el reparto de la cinta destacando a Enrique Alcides y su temible Junior que aterroriza en cada plano o la dulzura de Kira Miró que actúa con su acento natural, muy positivo en una industria aún poco receptiva a los acentos o de actores que no consiguen realizar un buen trabajo en ese aspecto.
Un thriller realista que consigue enganchar y sobre todo mostrar un mundo subterráneo que da más miedo que glamour. Se agradece thrillers así con un toque realista para ver que no estamos tan lejos de la oscuridad de sus personajes.

Recomendada para: Espectadores que prefieran creación de personajes a espectáculo puro y vacío.